sábado, 18 de junio de 2016

Me saben a recuerdos

Cuántas veces te ha pasado que pruebas algo: el primer bocado, un leve recuerdo; el segundo, te encuentras en el momento recordado, el tercero, una sonrisa o sentimientos de tristeza te llenan y te los cuentas a ti mismo, reviviendo, o se los cuentas a otro, como suelo hacer yo, orgullosa de mi memoria gustativa.


Una parte de la película animada Ratatouille que ejemplifica lo que expongo aquí:



La creación de recuerdos mediante el gusto es algo que los científicos explican como un proceso complejo y que la recordación mediante los sabores percibidos en mayor parte son inconscientes. (Pueden leer estas publicaciones interesantes: Cerebro codifica tiempo y lugar de recuerdos de sabores y El sabor de los recuerdos: formación de la memoria gustativa)


Pruebas algo y voilà! una experiencia, un sentimiento o muchos vienen a la mente. Siempre me quedo asombrada de esta sensación, me fascina y me parece maravillosa para los seres vivos, porque no solo los humanos recordamos cuando comemos sino también los animales. Aún si se tratara de algo triste, de algo vergonzoso o mejor aún si es algo divertido o de mucha estima, es muy bonito recordar, aunque si se tratara de algo muy doloroso, seguro no estarían de acuerdo conmigo. Pero la mayoría de cosas uno las ve como quiere hacerlo, depende de la mirada que se aprende a darles.

Baudilia, mi abuela, cuando prueba algo de ponche, un batido de huevos a punto nieve con azúcar, recuerda el que le hacía su mamá de pequeña, a ella y a sus hermanas, y lo mucho que les gustaba. Puede recordar muchas cosas que sucedieron cuando era joven pero hoy no puede recordar si ya bebió su sopa o si aún no ha comido su segundo, la comida más sólida de su almuerzo. Tampoco recordará que la visité este día ni que me contó de las cosas ricas que comía con sus hermanas. Su alzheimer cada vez empeora. 


Baudilia (extremo derecho) y sus hermanas

La capacidad de recordar por medio de uno o varios sabores es inherente al hecho de tener un cerebro pensante y aun saludable que guarda en el hipotálamo esos acontecimientos pasados. De repente nuestro rostro revela "aquí hay algo, sucedió como aquella vez en que..." y puedes recordar el lugar o la fecha o que llevabas puesto o todos estos detalles juntos y más cosas que no recordarías solo por querer hacerlo. Todo en una mezcla de alimentos revolviéndose entre la lengua y los dientes o solo deslizándose hacia nuestra garganta.

Mucho de lo que como me recuerda a momentos de mi niñez:
Aquel guiso de frijoles verdes que me trajo a la memoria el que me hacía mi madre cuando era niña.
Aquel sabor del pan cuando mi tía barría el patio de la casa mientras dejaba cocinando la avena para el desayuno.

Y a veces tan solo su olor:
El aroma de la maca con manzana, aquella bebida caliente que tomamos fuera de la universidad, mi ricorda te...
y pienso en momentos no solo de la niñez.

Sé que no solo la comida nos evoca ciertos momentos pasados, también están otros elementos como la música, colores, ciertos sonidos, imágenes y todo lo que nuestro cuerpo pueda sentir. Todo lo que nuestro cerebro reconozca y produzca como una experiencia que ya pasó y que a veces no sabíamos que estaba allí, todavía con nosotros a pesar del tiempo.


lunes, 23 de mayo de 2016

Catadora de Postres


Soy una catadora de postres. He probado desde los más accesibles hasta los que pudieron pagar mis bolsillos miserables para comprar un antojo. Soy una catadora de postres misia pero con gran gusto por el dulce en fin.

Los pais de manzana y los strudels de Rauletti, una cadena de pastelería en Lima, tienen el mismo sabor pero solo cambia la forma de su presentación: el pai con su tradicional forma entrelazada de cintas de masa y el otro con una forma triangular, con mala textura por cierto. Me gustan las variedades en sus productos pero la calidad no es la mejor, creo que es lo que puede ofrecer por el precio de sus postres, pero los considero mejores a los que se venden en panaderías de la zona que aparte del pan se lanzan a hacer uno que otro dulce. Empiezo con el pai de manzana porque me trae muy buenos recuerdos, lo relaciono con algo casero y sencillo pero que demuestra toda una hazaña para que quede deliciosa y perfecta. Cuando cumplí años hace unos días compré un pai de manzana que usé para mi pequeña celebración y como base para poner las velas para mi deseo (en vez de velas usé fósforos, olvidé comprar velitas!). Lo compré en Metro que tenía varias tortas en promoción pero yo escogí esta por las razones que ya expliqué. Su sabor no me gustó, las manzanas del relleno estaban ácidas y la masa, nada agradable. El churro que compré al ingresar a este centro comercial me pareció muchas veces mejor. Ahora respecto a pais de centros comerciales, hace un tiempo probé el pai de manzana de Tottus y puedo decir que se esmeraron.

Hoy compré una porción de Dulce Misky, una pastelería pequeñita de mi barrio, y sentí la diferencia en su masa, en la que sentí la mantequilla, ese gusto saladito y de leche que me recordó a esas antiguas leches en polvo que daba el estado; pero el relleno de manzana no llegó al nivel de su masa, aunque puedo decir que se esforzaron ya que el dulce estaba en su punto pero no sentí el sabor de la canela y el leve ácido que distingue a la manzana. La presentación me gustó, una versión le petit. Este postrecito me gustó y me da gusto que haya un lugar con delicias cerca.

primer mordisco
le petit pai en su empaque
Recomendación, no compren los pais que venden ambulantes por las calles, por lo menos no los compren si de verdad quieren disfrutar de lo delicioso que puede ser este postre. Pero si quieren llenar el estómago con algo dulce y barato, adelante, espero que no se intoxiquen.


El pai de manzana y el strudel son dos de los postres que me propongo realizar este año, ya veremos que tal queda, con las respectivas fotos para que también ustedes vean.