Desde hace poco empezó a gustarme mucho el arroz caliente,
antes prefería una patata o ensaladas para acompañar el guiso.
Desde hace no mucho mi cuerpo pide 7 a 8 horas para dormir, no menos, a veces más, cuando puede o no le importa un chingo lo que hay pendiente por hacer hacer.
Hace mucho tuve mi primer llanto descontrolado por las marcas en mi rostro, esas líneas de expresión que están laterales a los labios y que me recuerdan a las que tienen los chimpancés. Ahora las miro pero con menos susto, con un poquito más de resignación.
Nos estamos haciendo viejos, me dijo un amigo cuando le conté que me calmaba ver los videos cortitos de preparación de postres en Pinterest. Yo creo que es mi lado ansioso de dulces el que se da un bañada de éxtasis entre tanta masa, crema, chocolate y azúcar cuando los ve, calma un poco su deseo y se alcanza con las manos algo parecido para calmar el deseo, algo igual, algo mejor... En la casa solo queda una mandarina.