Ese pedazo de mà que no me gusta, ese eres, idéntica y tal cual como no quiero
ser
Soy ese miedo atroz a enfrentarme a lo desconocido
A hincarme la nariz hasta sangrar cuando estoy ansiosa
A preocuparme tanto que segundos después, me doy cuenta que no era para
tanto
A llevar el pelo amarrado
A asustarme de la vejez
De sentirme tan enfermiza que se me la vida en un estornudo
De esas ideas nada románticas de que los hombres ya no me importan
Además de esas ganas de querer tanto a alguien (que por lo general no vale
la pena)
De preocuparme de más y poner esa cara de que entiendes, de que ya no
importa
De que no los abandonarás en este momento, aunque no sean merecedores de
ello
De ese molesto hábito de prestar mayor atención de mis defectos y menos,
mucho menos de las cosas buenas de mÃ…
.
.
.
.
y lloro y me frustro porque no quiero ser como tú, pero lo soy, soy tu
hechura
que no sabe valorar, o que, por lo menos, ahora ha descubierto
que a través de esa torpeza que cree que los demás ven y juzgan
en esa ingenuidad
en esa cobardÃa
en esa terquedad
en ese miedo
y en esa molesta forma tuya de justificar lo injustificable
está un corazón bondadoso
que no se lo merece nadienadie
en el miserable mundo donde tú y yo estamos.
El dÃa que acepte esto, esto tuyo que hay en mÃ
y lo abrace y lo acepte
(y deje de esforzarme en pensar en como no parecerme a tÃ)
ese dÃa habré descubierto otra forma de ser feliz.
Eso lo vi hoy ahora que empezamos el dÃa, juntas a hacer todos los pendientes de la casa.